EMBARAZO DE LA PREECLAMPSIA
la preclampsia es un sintoma que nos puede causar muxas enfermedades durante el embarazo de una mujer.
La preclamsia
puede ocurrir hasta en 10% de los embarazos, usualmente en el segundo y
tercer trimestre y después de la semana 32. Aunque infrecuente, algunas mujeres
pueden presentar signos de preeclampsia desde la semana 20. Es mucho más común
en mujeres con su primer embarazo,3 —hasta el 85% de los casos ocurren en
primigrávidas—4 y frecuentemente la incidencia disminuye
considerablemente en el segundo embarazo. Se sabe que una nueva paternidad en
el segundo embarazo reduce el riesgo—excepto en mujeres con una historia
familiar de embarazos hipertensivos—5 pero al mismo tiempo, el riesgo aumenta
con la edad materna,6 por lo que ha sido difícil evaluar el
verdadero efecto de la paternidad en el riesgo de preeclampsia. El riesgo es
cuatro veces mayor para mujeres en cuyas familias ha habido casos de
preeclampsia.4
El riesgo más
significativo en la aparición de preeclampsia es el haber tenido preeclampsia
en un embarazo previo. La preeclampsia es más frecuente en mujeres con hipertensión y diabetes previos al embarazo, enfermedades
autoinmunes como lupus eritematoso,
en pacientes con trombofilias, insuficiencia renal,
y mujeres con una historia familiar de preeclampsia, mujeres con obesidad y mujeres con embarazos múltiples
(gemelos, por ejemplo). El riesgo sube a casi el doble en mujeres de raza negra.4
Es posible
desarrollar preeclampsia después del parto, hasta un período de 6 a 8 semanas
después del alumbramiento. Por
ello, se debe prestar atención las 24-48 horas seguidas del parto con el fin de
detectar posibles síntomas y signos de preeclampsia.
La morbilidad y la mortalidad materna en la preeclampsia son el
resultado de disfunción terminal de un órgano, hemorragia cerebral,
y eclampsia; mientras que para el recién nacido lo son la restricción
del crecimiento intrauterino y el bajo peso por prematuridad.7